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En cualquier organización, el liderazgo debería ser sinónimo de guía, apoyo y construcción de confianza. Sin embargo, existen jefes que utilizan su posición para atacar, criticar o incluso sabotear el trabajo de otras áreas… y lo hacen en silencio, lejos de las miradas directas.
Este comportamiento no es una simple diferencia de opinión; es un patrón tóxico que desgasta la comunicación, rompe la cooperación y crea un clima de miedo e incertidumbre. Estos líderes rara vez confrontan de frente: prefieren comentarios “casuales” que siembran dudas, correos con copias estratégicas o reuniones privadas donde el objetivo principal es restar credibilidad a otros.
Las motivaciones pueden variar: desde inseguridad profesional, miedo a perder influencia o protagonismo, hasta ambiciones personales mal encaminadas. El problema es que, mientras los equipos gastan energía defendiéndose, los proyectos se retrasan y el talento se desmotiva.
Un jefe que ataca por la espalda no solo daña relaciones, también afecta los resultados de la empresa. Y lo más grave: si la organización no interviene, este comportamiento puede normalizarse y extenderse.
Te compartimos algunas claves que te ayudarán a detectar si tu jefe es un líder… o un saboteador:
- Comportamiento característico: ataques indirectos, manipulación de información, rumores y minimización de logros ajenos.
- Motivaciones comunes: inseguridad, deseo de control, miedo a perder relevancia o ambición excesiva.
- Impacto en la empresa: deterioro de la confianza, ambiente laboral hostil, menor productividad, rotación de talento.
- Cómo detectarlos: conflictos repetitivos con ciertas áreas, comentarios negativos constantes, tendencia a apropiarse de logros.
- Medidas para prevenirlo: fomentar evaluaciones 360°, establecer políticas de colaboración y crear canales seguros para reportar conductas tóxicas.