(Foto: Freepik)
Las reuniones laborales son vistas como espacios para alinear objetivos, tomar decisiones y compartir ideas. Sin embargo, cuando se vuelven largas, frecuentes o carecen de un propósito definido, pueden convertirse en una de las principales fuentes de frustración en el entorno de trabajo.
El agotamiento posterior a una reunión no siempre proviene de la carga de información, sino de la falta de estructura, el exceso de interrupciones o la sensación de que el tiempo invertido no tuvo un resultado concreto. Este desgaste emocional no solo afecta la motivación, también impacta en la productividad y en el clima laboral.
Consejos para evitar el desgaste emocional tras una reunión:
- Convoca solo cuando sea necesario: si el tema puede resolverse en un correo o chat, evita una junta.
- Establece un objetivo claro: todos los participantes deben saber para qué están ahí.
- Limita la duración: reuniones breves suelen ser más efectivas.
- Usa una agenda estructurada: mantener el enfoque evita discusiones innecesarias.
- Respeta los tiempos de los participantes: comienza y termina a la hora pactada.
- Promueve pausas entre reuniones: da espacio para que las personas procesen la información.
- Cierra con acuerdos y responsables definidos: esto genera claridad y sentido de utilidad.